Me encanta compartir con mis alumnos las vivencias y emociones que sienten cuando juegan un torneo de ajedrez. Sé que dentro de ellos habitan miedos, inseguridades, nervios…pero también valentía, afán de superación, autonomía. Y es que es en ese preciso momento, en el que se encuentran solos frente a las 64 casillas, cuando crecen como personas.
La competición, siempre y cuando sea sana, puede proporcionar a nuestros pequeños un aprendizaje para toda su vida:
- Crecimiento personal. No buscamos campeones del mundo, sino que a través del deporte y la competición construimos personalidades dispuestas a superarse ante las adversidades, buscar caminos alternativos para alzarse con la victoria, luchar y resistir cuando se está en desventaja pero sobre todo, a no rendirse nunca.
- Aceptar la derrota como parte del camino. Vivir y sentir las emociones que surgen ante “el fracaso”. Sensaciones como rabia, impotencia, frustración invaden la mente de cualquier deportista pero con la experiencia se va aprendiendo a no permitir que ellas ganen la partida de la mente y a saber sobreponerse transformando el error en aprendizaje.
- Motivación. La clave del éxito deportivo es la superación personal atendiendo al propio proceso sin comparaciones. Los pequeños deportistas van estableciendo sus propios objetivos a corto y medio plazo que van consiguiendo con esfuerzo, implicación, persverancia y constancia. Cuando alcanzan uno de ellos sienten una gran satisfacción y autorrealización.
- Alfabetismo emocional. La competición es emocional. En este escenario florecen gran cantidad de sentimientos, pensamientos y emociones que pasan desapercibidas en nuestro día a día pero que irremediablemente influyen en las vivencias y decisiones que vamos tomando. Aprovechar esta experiencia para enseñar a los jóvenes deportistas a ser conscientes de ellas, etiquetarlas, controlarlas y manejarlas les hará convertirse en personas emocionalmente sanas y equilibradas.
- Compañerismo. Durante el transcurso de la competición somos rivales, pero después somos personas. El respeto al adversario es un principio que siempre debemos recordar, por ello es igual de importante aprender a ganar y a perder.
- ¿Qué has aprendido hoy?. Cambiar el foco de atención desplazando el resultado a un segundo plano es una manera de enriquecer la experiencia competitiva. Es importante recordar que para que nuestro puzzle encaje a la perfección es necesario que cada pieza cumpla su función: los padres son los educadores emocionales y el entrenador es el técnico.
“El deporte tiene el poder de transformar el mundo. Tiene el poder de inspirar, de unir a la gente como pocas otras cosas. Tiene más capacidad que los gobiernos de derribar las barreras sociales” (Nelson Mandela).